Po r Nachyelly Buitrón Morales ________________________________________
Número 26
Introducción
El estudio del curriculum ha llamado la atención no sólo de pedagogos, sino de toda la sociedad, ante la búsqueda de respuestas o líneas de acción para mejorar la educación en nuestro país. La intención del presente ensayo es introducir al lector a las implicaciones teóricas y prácticas que confiere el término curriculum.
En una primera instancia, se hablará de la relación que existe entre Hombre, Cultura y Educación como parte fundamental en todo proyecto curricular, que demanda tener claro la comunión que existe entre ellos para poder llevarlo a cabo con éxito y evaluar los resultados obtenidos. Al curriculum no lo podemos entender sin tener claro que es una necesidad del hombre por transmitir integralmente aquello que le permita transcender.
Una vez determinada esta relación indisoluble, se da un acercamiento a la fuente sociocultural del curriculum como una necesidad humana de dar respuesta a los acontecimientos sociales y culturales que día con día amenazan a nuestra sociedad. Ante esto, planteamos la historia del curriculum para ser considerado una conjunción entre lo que debe ser y lo que es; es decir, entre la teoría y la práctica; entre lo que nuestra cultura nos dicta y lo que nos demanda la sociedad.
Una vez establecida la historia del término, exponemos las diferencias que existen entre el curriculum formal, real y oculto como tres partes de un todo que nunca dejan de actuar en el proceso educativo y que es menester darle mayor importancia que genere la congruencia que necesitamos hoy en día para darle orden a todo el cúmulo de información a la que somos expuestos.
Asimismo, queremos presentar los grandes desafíos a los que se enfrenta el curriculum, tomando en cuenta el Sistema Educativo Mexicano y su proceso de transición en el que se encuentra, para poder finalizar nuestro ensayo con aquellas conclusiones que rescatamos sobre el papel que jugamos nosotros como docentes frente a los grandes retos que se nos presentan en nuestro país.
No podemos dejar de mencionar que para la realización de nuestro trabajo, los autores: Casarini, Stenhouse, Furlán, González y Flores, Antaki, Kottak y Ornelas, fueron nuestros pilares para generar nuevos aprendizajes y nuevas reflexiones que nos llevarán, sin lugar a dudas, a acciones concretas para mejorar el sistema educativo en el que nos encontramos inmersos.
Relación Hombre, Sociedad y Educación.
Al querer establecer una definición del concepto de curriculum, nos tenemos que remitir a conceptos muchos más básicos para poder entender el por qué y para qué de su existencia. Nos referimos a la relación intrínseca que existe entre el Hombre como ser dentro de una cultura que requiere de un proceso educativo que lo ayude a preservar su especie. Hablamos aquí de sobrevivencia, pero no sólo en los términos de tener comida, ropa y un hogar para vivir, sino que hablamos en un aspecto de sobrevivencia que conlleva una trascendencia. Esta trascendencia la logramos gracias a la adaptabilidad al mundo en el que nos enfrentamos, así como el conservar en cada acto de nuestra existencia, aquellos valores que van inmersos a nuestra cultura. De esta manera, queremos entender al curriculum a partir de lo que es el Hombre, cómo es su cultura y por ende qué mecanismos educativos o instancias utilizará para preservar sus ideales y por ende, asegurar su existencia.
Entendemos así por cultura "el conjunto de representaciones individuales, grupales y colectivas que otorgan significado a los intercambios entre los miembros de una comunidad. … incorporamos las costumbres, creencias, ideologías, lenguajes, conceptos, instituciones sociales, políticas, educativas…" (Casarini: 1999, pp. 13). Esta definición nos acerca al concepto de educación, pues el "intercambio" entre personas dentro de una cultura tiene por objeto transmitir lo que se ha vivido, lo que se vive y lo que se vivirá para pertenecer a una sociedad.
La educación de estas costumbres, tradiciones, creencias, ideologías, etc., conllevan un aprendizaje, tal y como lo establece Kottak (1999: pp. 3) "el rasgo fundamental de las tradiciones culturales es su transmisión mediante el aprendizaje en lugar de mediante la herencia biológica. La cultura no es en sí misma biológica, pero descansa en la biología homínida", continúa diciendo "la adaptación humana implica una interrelación entre la biología y la cultura". Esta definición nos esclarece la intención de correlacionar al hombre que requiere de la educación para transmitir su cultura para trascender.
Nosotros como profesores nos encontramos invariablemente en esta triada de relaciones, donde al estar frente a nuestros alumnos debemos ser capaces de transmitir todo aquello que confiere parte de nuestra cultura inmersa en otras, dando lugar a un sentido más amplio de la educación, donde no sólo estamos expuestos a lo que somos como cultura nacional, sino a lo que nos transmiten y nos "enseñan" otras culturas, formándonos un criterio y forma de ser. El ser profesor es uno de los privilegios más grandes del ser humano, pues precisamente con su labor está ejerciendo y disfrutando los goces de enseñar nuevos conocimientos y descubrir nuevos horizontes. Ikram Antaki en su libro "El Manual del Ciudadano Contemporáneo" (1999: pp.183) establece: "Ser maestro es el más bello oficio del mundo; su misión es permitir a todos apropiarse de los conocimientos".
Ahora una pregunta nos surge, ¿cómo podemos lograr que nuestros estudiantes se apropien del conocimiento? Para poder dar respuesta, establecemos como punto de partida que se requiere del acto de la enseñanza por parte de un maestro para que un alumno aprenda y a este acto, se le llama "proceso educativo", donde "el alumno recibe una cultura académica; entrar en contacto significa que el aprendiz incorpora cognitiva, emocional, motriz y actitudinalmente esa cultura académica… prosiguiendo el proceso de socialización iniciado en la familia" (Casarini:1999, pp. 14).
Fuente sociocultural del curriculum
El entorno sociocultural de la escuela donde se ejecuta el curriculum, siempre ha estado en constante cambio y ante la amenaza del exceso de información a la que es sujeta hoy en día, se ha visto en la necesidad de implementar acciones que le ayuden a integrar lo que sucede en su medio externo y lo que acontece en las aulas. González y Flores (1999; pp. 26) establecen: "Si queremos que los alumnos y alumnas puedan integrarse de la mejor manera posible a los ambientes ambiguos y complejos que les tocará vivir, y que además, puedan contribuir al desarrollo de sí mismos, de sus congéneres y de sus comunidades, tendremos que hacer algo para que éstos sepan seleccionar y procesar la información y, además, obtenerla a través de un conocimiento adecuado y eficaz de los medios electrónicos". Este aspecto es uno de los grandes desafíos a los que nos enfrentamos como docentes, pues no basta con aquello que podemos ejercer en la institución, sino que nuestras acciones sean llevadas por los alumnos a sus hogares y al medio que los rodea. Una de las actividades que realizamos en nuestra práctica docente es cuestionar a los alumnos sobre lo que están percibiendo del mundo y su aplicabilidad en el aula. Muchos en esos momentos, tal vez ni se den cuenta que se está generando un aprendizaje significativo, pues el dar respuesta a una cuestionante, implica muchas veces una reflexión.
El proceso educativo requiere de una línea teórica y práctica que lo sustente y es así, donde el curriculum toma su fuerza. ¿Qué entendemos por curriculum?
Ante estas preguntas, varios autores han dado una definición del concepto que nos ayuda a entenderlo como un todo. En una primera instancia, pensamos que es un "resumen" de todas aquellas actividades profesionales que hemos desempeñado que dan una referencia de lo que somos y qué queremos para mejorar, pues uno redacta un "resumen de vida" para que alguien sepa qué hemos hecho a lo largo de nuestra existencia y saber si somos convenientes para desempeñar un puesto o una posición laboral. Es así, como la palabra latina "curriculum vitae" o "curriculum vivendi" nos remite al curriculum laboral que entregamos para obtener un empleo. Esa pregunta se la realizamos a nuestros alumnos y nos contestaron lo plasmado anteriormente, aunque una vez explicado el contexto del curriculum escolar, entendieron su fuerza.
Sin embargo, en otra dimensión diferente, dirigida a la educación, González y Flores (1999; pp. 16) establecen: "En la evolución del término curriculum existen desde conceptualizaciones restrictivas que lo definen como la formulación del plan de estudios de la institución, hasta las más holísticas que lo asumen como todo aquello que se realiza en la escuela para llevar a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje". Así para Stenhouse (1999, pp. 30) "Un curriculum es el medio con el cual se hace públicamente disponible la experiencia consistente en intentar poner en práctica una propuesta educativa. Implica no sólo contenido, sino también método y, en su más amplia aplicación, tiene en cuenta el problema de su realización en las instituciones del sistema educativo". Es importante hacer hincapié en el adjetivo "consistente", pues consideramos que es requisito para asegurar una buena transmisión cultural a los individuos. No podemos pretender el éxito de un curriculum si los maestros, y en sí la institución están desfazados, es decir, no tienen un objetivo común y una línea de acción conjunta que ayude a presentar, guiar y practicar las grandes cuestionantes que se nos presentan como especie humana. Furlán (1996: pp.102) nos plantea ante esto "curriculum en un sentido fuerte es un proyecto de transformación de la actividad académica, que pretende ser totalizador, que pretende impactar a la totalidad de la práctica, que pretende la sinergia… pretende que el accionar de la pluralidad de profesores confluya en una dirección única, la dirección que marcan los objetivos del proyecto de enseñanza o el marco evaluativo del proyecto de enseñanza".
Por su parte, Casarini (1999; pp. 6) expresa "el curriculum es visualizado, por una parte, como intención, plan o prescripción respecto a lo que se pretende que logre la escuela; por otra parte, también se le percibe como lo que ocurre, en realidad, en las escuelas". En este acercamiento al curriculum, debemos notar la relación que mantiene la autora entre el proceso de enseñanza-aprendizaje entre el sustento teórico y la práctica; entre aquellos conocimientos que incluyen los libros y aquellos conocimientos que se adquieren de las relaciones sociales en la Institución, con maestros, alumnos y empleados. Para ahondar en esta idea, Furlán (1996: pp. 98) nos plantea "El curriculum, es el resultado de la actividad global de la escuela, no solamente de lo que pasa en las aulas, también de lo que pasa en los pasillos fuera de las aulas". Entendemos con ello, que el curriculum es una expresión cultural dentro de una Institución que engloba, creencias, valores, ideologías, conocimientos, experiencias como parte de un todo, es decir como parte de una sociedad cambiante ante las necesidades de un mundo que demanda gente más adaptada a las circunstancias sociales, políticas y económicas que imperan.
Historia del término
Pero, ¿de dónde surge esta concepción del curriculum que conjuga la teoría y la práctica?
Ante las necesidades cambiantes de una sociedad, en este caso, hablamos históricamente de la sociedad norteamericana de fines del Siglo XIX y principios del Siglo XX, donde imperaba la necesidad de hacer de la educación el medio por el cual la sociedad norteamericana se constituyera como una Nación. En el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica, citado por Ornelas (1995: pp. 49 y 50) se establece "…la inclinación a usar la educación como un instrumento político aparece recurrentemente a lo largo de la historia y el sistema educativo sigue siendo, al menos en ciertos documentos programáticos y discursos, el pilar para consolidar la nacionalidad".
Este sentido de la educación, le dio forma al curriculum para ser considerado "un instrumento de adaptación de la escuela a las nuevas demandas" (Furlán:1996; pp. 91). Esta nueva concepción se derivó de la polémica que existió entre dos grandes posturas: la pragmática, representada por John Dewey y la organización científica del trabajo, encabezada por Bobbit. Explicaremos brevemente estas dos posturas. En la postura pragmática, Furlán (1996: pp. 92) explica: "Dewey sugería la necesidad de reestructurar totalmente la organización y la progresión del contenido cultural de la escuela… básicamente con la necesidad de estudiar y considerar la especificidad del que aprende… (es decir) la consideración de cómo aprenden los niños que implicaba… el respeto a los niños…. Le encomendaba a la escuela contribuir al desarrollo del mundo productivo… y a formar ciudadanos que consolidasen la vida democrática y la justicia social…" En esta postura se habla claramente del respeto y la consideración de los sistemas educativos por incluir a toda la sociedad, ya sean niños, adultos, pobres o ricos al proceso educativo; sin embargo a esta concepción le hace falta algo: la inclusión de todos los ciudadanos en este proceso educativo, pues la Institución educativa nunca podrá abarcar todos los aspectos culturales que confluyen en nuestro acontecer diario y que debemos saber comprender, asimilar y dar respuesta a ellos, para lograr, lo que hemos dicho anteriormente, una adaptabilidad al medio. Antaki (1999: pp. 182) expresa "… la tarea educativa concierne a los ciudadanos en su conjunto, no sólo a los profesionales de la educación. La palabra "paideia" implicaba la cultura de la personalidad y daba una gran importancia a la conciencia social y natural en el cual deben actuar los individuos: es tiempo de recuperar su sentido". En la concepción de Dewey, el respeto de la escuela, toma su representación en los educadores o maestros, pero en un sentido amplio, pues no sólo hablamos de respeto por las ideas, sino el respeto por ese proceso educativo del que ellos adquieren una gran responsabilidad, de la cual no es posible desligarse bajo la existencia de un curriculum bien dirigido. Nuevamente retomamos a Antaki (1999; pp.185) para establecer que "los maestros tienen simbólica y prácticamente la tarea de reducir la brecha entre el principio de igual dignidad de los ciudadanos y la crueldad del funcionamiento desigual. Sólo son parcialmente responsables de los fracasos de la integración social, del desempleo y de la incultura".
Por otra parte, en la postura de organización científica del trabajo, se seguía como modelo el Taylorismo, uno de los grandes representantes de la administración, que fue retomado por Bobbit, el creador de la pedagogía por objetivos. Esta postura proclamaba en palabras de Furlán (1999; pp. 94) "analizar los pasos, las acciones que se quería que los alumnos aprendieran a desarrollar y disponer situaciones en las cuales pudieran practicar y entrenarse en el desenvolvimiento de esas acciones… (es decir) desarrollar los aprendizajes que se esperan de ellos". Con esta concepción, se ubica a la escuela como el espacio donde puede el alumno obtener los aprendizajes que le permitirán un mejor desenvolvimiento en su medio social, político y económico. Peter Senge (1999) en su libro "La quinta disciplina" habla acerca de los micromundos, los cuales nos remontan directamente a esta concepción científica del trabajo. Pero ¿qué entendemos por micromundo? Para Senge (1999: pp, 389) "… (los micromundos) permiten que los grupos mediten, expongan, verifiquen y mejoren los modelos mentales de los cuales dependen para enfrentar problemas dificultosos… Los micromundos son sitios para "juegos relevantes". Permiten explorar aspectos y dinámicas de situaciones empresariales complejas mediante nuevas estrategias y políticas y ver qué ocurre". La relación que vemos entre los micromundos y el nuevo papel que jugara la escuela con base en la postura de Bobbit, a pesar que sabemos que Bobbit (ni Dewey) hizo una propuesta para el ámbito universitario, es de significado, es decir, que la escuela fungiera como un espacio donde se promovieran los aprendizajes relevantes en los alumnos, lo podemos comparar con los micromundos, pues la institución educativa forma parte de una colectividad, pero tiene una autonomía diferentes. Ahora veremos por qué. Casarini (1999: pp. 8) establece "El plan de estudios y los programas son documentos -guías- que prescriben las finalidades, contenidos y acciones que son necesarios llevar a cabo por parte del maestro y sus alumnos para desarrollar un curriculum"; es decir, los planes de estudio "no fundamentan un proyecto de enseñanza… (el curriculum) es el recorrido a hacer y en ese sentido puede funcionar como plan, pero también es el recorrido que se va haciendo, o que ya se ha hecho" (Furlán: 1996; pp. 96). Es decir, un plan es una propuesta, es algo que no se considera en acción, pues sólo pone las bases para la acción y es el curriculum, que le da sentido a través de su realización y la puesta en marcha de los objetivos planteados y de aquellos que surjan en la práctica educativa. "Plan de estudios se deriva de la expresión latina: ratio studiorum, que más o menos quiere decir organización racional de los estudios". (Furlán (1996: pp. 90). Por su parte, "La palabra curriculum es una voz latina que se deriva del verbo curro y que quiere decir carrera". Casarini (1999: pp. 4), dando a entender el recorrido que llevaba a cabo un alumno para el logro de un grado académico.
Curriculum Formal, Real y Oculto
El curriculum ha sido dividido para su estudio en curriculum formal, curriculum real y el curriculum oculto y de esta manera poder abarcar todas aquellas actividades que surgen en el proceso educativo y que no sólo son para transmitir conocimientos, sino actitudes y habilidades a los estudiantes que les permitan desenvolverse adecuadamente en un mundo de cambios vertiginosos.
Entendemos por curriculum formal "a la planeación del proceso de enseñanza-aprendizaje con sus correspondientes finalidades y condiciones académico-administrativas. Lo específico del curriculum formal es su legitimidad racional, su congruencia formal que va desde la fundamentación hasta las operaciones que lo ponen en práctica, sostenidas por una estructura académica, administrativa, legal y económica." (Casarini:1999; pp. 7 y 8). Esta definición nos da las pautas para considerar al curriculum formal como aquello que nos "da forma y contenido a un conjunto de conocimientos abstractos, habilidades y destrezas prácticas" (Ornelas: 1999; pp. 50).
Por su parte, el curriculum real (o vivido) es " la puesta en práctica del curriculum formal con las inevitables y necesarias modificaciones que requiere la constrastación y ajuste entre un plan curricular y la realidad del aula"(Casarini: 1999; pp. 8). Como profesores, siempre nos enfrentamos a la disyuntiva que presenta el desarrollo de objetivos bien planteados por una institución educativa con el fin de que los alumnos aprendan, y lo que debemos hacer en el aula para poder llevar a todos nuestros alumnos hacia un mismo fin. Es el estar frente a diversos puntos de vista, concepciones, maneras de ser y circunstancias personales de nuestros alumnos y que tenemos la gran misión de integrarlas, de buscar la sinergia entre ellos, tanto nosotros como profesores y la institución en su conjunto, para lograr la consigna principal de las que somos responsables, y que es la de "formar personas".
En cuanto al curriculum oculto se establece "Éste en contraposición a la noción de curriculum formal, no surge de los planes de estudio ni de la normatividad imperante en el sistema, sino que es una derivación de ciertas prácticas institucionales que son tal vez más efectivas para la reproducción de conductas, actitudes…" (Ornelas: 1999; pp.50). El curriculum oculto lo entendemos como aquella disciplina institucional que exige un orden, una línea a seguir en cuanto a comportamientos, actitudes. Su importancia radica, para nosotras, en que a partir del ejemplo como profesores dentro de una institución, podemos generar con gran eficiencia lo que se espera en los alumnos. Requerimos retomar lo que expone Arciniegas (1992) citado por Casarini (1999: pp. 9) "(el curriculum oculto) es proveedor de enseñanzas encubiertas, latentes, enseñanzas institucionales no explícitas, brindadas por la escuela…". La institución que contemple a todos los profesores y que éstos se incluyan dentro de un sistema educativo integral, tiene la gran asignación de fomentar acciones conjuntas para el desarrollo del curriculum oculto, pues es una ideología en común la que se requiere para formar a los estudiantes que demandan nuestro ejemplo.
Curriculum Formal, Real y Oculto se unen para poder enseñar un todo bien integrado, como lo son los conocimientos, habilidades, actitudes y valores. Pero ¿por qué decimos que nuestro sistema educativo no es el adecuado? ¿Qué pasa entre el curriculum y las instituciones educativas en nuestro país?
Desafios entre curriculum e instituciones educativas en México.
Decimos que el Sistema Educativo Mexicano (SEM) se encuentra en transición, pero ¿a qué nos referimos? Nos referimos a aquellas medidas que se han tomado y que faltan algunas por ser tomadas en cuenta para hacer de nuestro Sistema Educativo un espacio donde no existan tantas desigualdades, no sólo en cuanto a acceso a la educación, el cual es avalado por el Artículo 3o. constitucional, sino en cuanto a los contenidos que maneja. Ornelas (1999: pp. 21) establece: "… la educación en México está marcada por grandes desigualdades, por inequidades que es necesario reparar si en realidad se desea prosperidad para todos los mexicanos". Estos aspectos ya no son una novedad, pues la consciencia social ha puesto sus ojos en ellos para tratar de darle otro giro que beneficie a una sociedad en continua adaptación a los procesos globalizadores. De igual manera, se habla de "los métodos de enseñanza que no toman en cuenta la experiencia de los alumnos y en ocasiones ni la de los maestros y que, por regla general, se diseñan de manera tal que no permiten evaluaciones externas y se desconocen los resultados" (Ornelas, 1999: pp. 52).
Existen multiplicidad de problemas en nuestro SEM, sin embargo, a lo que queremos dar enfoque en este ensayo es al papel del curriculum frente a la institución educativa como parte de él. Problemas en cuanto la orientación, contenido y organización, van de la mano con el curriculum y veamos por qué.
Si tomamos en consideración la propuesta de Bobbit sobre la organización científica del trabajo, nos podemos dar cuenta de uno de las directrices que hemos adoptado en el SEM ha sido esa, pues como lo menciona Ornelas (1999: pp. 49) "… se decidió en favor de una corriente economista que pregona que el fin supremo de la educación es formar el capital humano que demanda el desarrollo". Esta orientación Furlán (1996) la llama impacto en las imágenes públicas de la institución, donde "… en el caso del curriculum universitario estamos habitualmente refiriéndonos a la formación de un profesionista, en función de algún tipo de demanda social expresada en un mercado de trabajo". Con esto, nos podemos dar cuenta que la orientación que se le ha dado al proceso educativo es el que sea útil a la sociedad. No consideramos que sea un aspecto negativo, sin embargo si lo llevamos al plano de fin último, nos encontramos en un gran problema, pues hace a un lado la intención formativa de los alumnos, es decir a los valores y las actitudes que queremos desarrollar como parte de un todo. Como parte de esta orientación, es menester hacer la referencia a las dificultades que existen entre el curriculum oculto y el formal en cuanto al papel que juegan alumnos y profesores en el aula. Ornelas (1999: pp. 51) comenta "En el curriculum oculto se aprende no por lo que en los libros o las lecciones de los maestros y los profesores se dice, sino por sus actitudes y las relaciones sociales que establecen entre ellos y los estudiantes. Nociones como pasividad, repetición y respeto… no aparecen como elementos del curriculum formal y, sin embargo, se reproducen en las aulas no por lo que se dice, si no por lo que se hace". Esto forma parte del problema al que nos enfrentamos para llevar a cabo el curriculum y que la Institución tiene el deber de capacitar e informar a los docentes para que estos aspectos no frenen el objetivo primordial del curriculum.
En cuanto al contenido del curriculum, podemos decir que el principal impacto lo encontramos en los métodos de enseñanza, los cuales "no toman en cuenta la experiencia de los alumnos y en ocasiones ni la de los maestros y que, por regla general, se diseñan de manera tal que no permiten evaluaciones externas y se desconocen los resultados" (Ornelas: 1999; pp. 52). ¿Cómo evaluar los contenidos del curriculum sin una referencia en los métodos de enseñanza que imperan en una institución? Es imperiosa la necesidad de evaluar constantemente la enseñanza en las aulas y determinar como punto indispensable el tomar en cuenta la experiencia de los alumnos, como lo establece Ornelas (op. cit) "una exigencia educativa de primer orden… tomar en consideración la experiencia de los sujetos de la educación".
Por otra parte, el contenido del curriculum se juzga a partir de lo que las demandas sociales, políticas y económicas dictan, por tanto, se encuentra en medio de una presión social, que difícilmente encuentra un equilibrio entre lo que se desea enseñar, lo que se debe enseñar y lo que se aprende. Es decir, existe un impacto entre lo que es el "deber ser" y lo que "es". Aquí, el curriculum encuentra su base epistemólogica que le dicta una forma de llevarse a cabo en medio de la teoría y la práctica.
El impacto del curriculum que existe en cuanto a la organización, se refiere a las relaciones que se ven afectadas una vez que se quiere dar una visión común en la institución, donde por lo general, los docentes se desempeñan aisladamente. Furlán (1996; pp. 108) expresa "cuando se plantea el problema del curriculum, el nivel de lo individual, el nivel del conjunto de interacciones interpersonales, el nivel de los agrupamientos pasa a subordinarse al nivel más general que es: tenemos una tarea en común dentro de esta institución… implica romper con ese aislamiento".
Grandes desafíos nos presenta el curriculum bien orientado, ejecutado y evaluado en las instituciones educativas en nuestro país, pues es una obligación de todos los ciudadanos inmersos en una sociedad en constante cambio y transformación, que sólo podrá tener la fuerza necesaria para generar una educación integral con calidad si nos incluimos todos en este proyecto transformador. El curriculum conjuga la teoría y la práctica, el deber ser y el ser, en donde sólo tendrá su mayor impulso cuando consideremos que se encuentra inmerso en un todo, no es aislado y por ende, su estudio debe contemplar el análisis de cada una de las fuerzas sociales, políticas y económicas que confluyen en la institución educativa para poder brindar soluciones viables y concretas ante una realidad inminente.
Conclusiones
A lo largo de este ensayo, hemos hablado de uno de los elementos clave en el proceso educativo y donde recae un gran peso que junto con la sociedad, se apoya irremediablemente para lograr un desarrollo social, cultural, político y económico. Debemos dejar bien establecido que el curriculum es un todo y que no es algo de lo que podamos reducir a un listado de materias que nos dan una trayectoria de los estudios que realizaremos. El curriculum son los maestros, las instalaciones educativas, la sociedad, los alumnos, los padres de los alumnos, las instituciones gubernamentales y privadas, es decir, es todo y nuestro deber es saber hacer de su existencia, un proyecto congruente en busca de un equilibrio entre ellos.
No es difícil escuchar con frecuencia a las instituciones educativas, la familia, el gobierno, la sociedad, las empresas públicas y privadas, sobre quién tiene la culpa en las inequidades, desigualdades y atraso en la educación, tanto que se ha vuelto un círculo vicioso que no genera valor para darle respuesta a los grandes desafíos que se nos presentan como estudiosos de la Educación. Este círculo requiere de propuestas viables y concretas sobre el Sistema Educativo Mexicano, pero sobre todo, de la voluntad de políticos bien preparados para darle un giro nuevo al proceso de transformación que se está impulsando.
Nuestro país tiene todos los elementos y la capacidad para generar estos cambios, sólo falta voluntad para fomentar ese cambio. Cada día para nosotros como profesores es un gran desafío que debemos enfrentar contra la ola de información que recibimos y que ya no sabemos qué hacer con ella y a la vez enfrentar la pasividad con que nuestros alumnos reciben la educación, en gran parte por los efectos de la inmediatez que conlleva el uso de nuevas tecnologías. Nuevos retos y a la vez nuevas oportunidades de cambiar lo que está en nuestras manos y que gracias a que podemos estar frente a un grupo de estudiantes de diferente condición social y económica, tenemos la oportunidad de transmitir con nuestras palabras y nuestros actos lo que hará la diferencia: la comunión entre las distintas fuerzas que confluyen en el curriculum escolar.
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Referencias bibliográficas:
• Antaki, Ikram. El manual del ciudadano contemporáneo. Primera edición. Ariel. México, 2000. (pp. 181- 188)
• Casarini Ratto, Martha. Teoría y Diseño Curricular. Segunda edición. Trillas. México, 1999. (pp. 1-36)
• Furlán, Alfredo. Curriculum e institución. Primera edición. CIEEN, Morevallado. México, 1996. (pp. 89-136)
• González, Olga y Flores, Manuel. El Trabajo Docente. Enfoques innovadores para el diseño de un curso. Segunda Edición. Trillas. México. (pp. 13-52).
• Kottak, Conrad Phillip. Antropología Cultural. Espejo para la humanidad. Primera edición. Mc. Graw Hill. Madrid, 1999. (pp. 1-16)
• Ornelas, Carlos. El sistema educativo mexicano. La transición de fin de siglo. Centro de Investigación y Docencia Económicas - Nafinsa - Fondo de Cultura Económica. México. 1995. (pp. 1-55)
• Senge, Peter M. . Micromundos: la tecnología de la organización inteligente. Séptima edición. Granica. España, 1999 (pp. 387-417)
• Stenhouse, Lawrence. Investigación y desarrollo del curriculum. 3a. edición. Morata. Madrid, España. 1991 (pp. 25-30)
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Mtra. Nachyelli Buitrón Morales
Catedrática del Departamento de Letras del ITESM Campus Estado de México, México
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